
Importa acaso?

Podemos ser espectadores, protagonistas y libretistas de nuestra vida.
“Algunas veces me gusta ser simplemente espectadora y veo pasar los días y las horas, otras se me antoja ser protagonista, pero amo esos días en que hago los libretos y guiones de mi vida.”
Maria Raquel Bonifacino
Toda ficción es realidad, y toda realidad es ficción.
@Mukul más allá del secreto
Maria Raquel Bonifacino
Fueron enlazándose
atentas brisas de veranos
e historias compartidas
fueron acabándose los cuentos
de príncipes azules y perdices
fueron cambiándose los rostros
añejándose en bodegas de vida
y camas frías
fueron tantos gerundios que sumaron
esta resta de existencias conocidas
y seguimos amando
el día a día
de esperanzas deseosas
de ser correspondidas.
del libro “Asesinas mi amor con plumas de ángeles”
Maria Raquel Bonifacino
derechos reservados
Cuando la oscuridad
desplaza al día
y queda
un horizonte de fuego
a tus espaldas
y pinceladas violetas se entrometen
en el paisaje móvil de la playa
cuando
el sendero de la luna
vira en la bahía
hacia tu casa
e ilumina tu sombrero azul marino
la estrella del sur
sobre la playa
cuando llega la brisa
y despeina al patio rojo
de hojas secas
sobre las finas lajas
de estos suelos
y cuando el frío supera lo imprevisto
y cubren las nieves las salidas y ventanas
me doy cuenta que yo
enamorada del invierno
amante del otoño que se aleja
deseosa de primaveras que no llegan
solo de amarte
tengo ganas.
A veces, encender el silencio, apagar los colores, equilibrar las luces, soltar los sueños,humedecer el paisaje, hundir las voces
y dejar que el tiempo respire, es necesario y urgente.
Maria Raquel Bonifacino
@derechos reservados
SOMOS COMO ESPANTAPAJAROS
Somos como espantapájaros de amor
espanta corazones
mitades de rendiciones
vitales
casi llegados
casi partidos
con los ojos cansados
y la palabra nueva
impactados en el acero
sobre carreras de aire
con el calor en el minuto
frío
descontando el tiempo
descontando
con furia
acelerando frenos
acelerando…
Del libro “Adónde vas diciendo lunas?”
Maria Raquel Bonifacino
Del libro “Juraré ante tus sábanas”
“donde se apoya la nostalgia,
bajo el puente de recuerdos,
siguiendo el camino trunco del olvido
donde pelean aún
los cansados sentimientos
y las acompasadas ilusiones
recrean esperanzas
allí donde se apoya la nostalgia
se acaba del alma
su alimento.
Maria Raquel Bonifacino
Derechos Reservados
Del libro : “DAME SINÓNIMOS DE ADIÓS”
¿Y ahora qué?
Acaso esperas esfuerzo del destino
que por azar repare decisiones
y vas quebrando tus alas
transparentes
entre los acertijos
que hieren tu cintura
de embalsamados
recuerdos
encerrados en
añejadas, regresadas
absorbentes y veraniegas
locuras.
Maria Raquel Bonifacino
@derechos reservados
muy sencillo: pongo la PLUMA al servicio del CORAZÓN
“deja que el silencio se oscurezca y la oscuridad nos hable…”
Maria Raquel Bonifacino
@derechosreservados
“Dame sinónimos de Adiós” en las mejores librerías de Uruguay
“Verás del sur
atravesar tus miedos
océanos distantes
y encontrarás amor
donde hoy se hiere el infinito”
Maria Raquel Bonifacino
Derechos Reservados
por Maria Raquel Bonifacino
Dos pájaros amantes
comenzaron los fuegos
lejos de las heridas
quedaron sus recuerdos
quemados por los vientos
asolaron con humos
las devastadas colinas
de las sombras
sólo terror e infierno
de aquel amor al vuelo
dos pájaros amantes
comenzaron los fuegos
los pecados surgieron
entre los pastizales
y en cenizas murieron.
Maria Raquel Bonifacino
Derechos Reservados
pintura de Claudio Lasorba
Del libro “Del jardín a la cama”
CUANDO TODO SE AQUIETA
Cuando todo se aquieta
y refuerzas las voces
y acomodas las muecas
en espacios sin horas
cuando tocas tus labios
y respira tu sombra
cuando estiras tus sueños
y caen las moras
cuando el sol
se disfraza
y las lluvias se esfuerzan
por sujetar la aurora
cuando la noche grita
bajo un cálido abrazo
sin sudores ni llantos
y se anuncia el rocío
en tu hombro inclinado
y tus ojos ocultan
de temores el alma
se despierta la vida
con los vientos del ansia.
Maria Raquel Bonifacino
Derechos Reservados
La vida es como el aletear de una mariposa generando movimientos que producirán sus efectos en el cosmos. Si agarráramos una mariposa por las alas, sería un evento desastroso, pues ellas se romperían fácilmente. Si atrapáramos una mariposa para contemplarla, lo más posible es que la veamos morir. Tentamos mariposas todo el tiempo. Tentamos a la vida. A su vez muchas personas interactúan con nosotros como si fuéramos de metal superresistente, como si nada pudiera dañarnos pero somos como mariposas, efímeras, libres, diurnas, nocturnas, diferentes y extremadamente frágiles.
Maria Raquel Bonifacino
CORAZÓN DESPAREJO
corazón desparejo
callando superiores
tradiciones
compañero de partituras
usadas
amor de mis amores
cuenta penas
dolores y pasiones,
subiendo los umbrales
de conocidos parques
soñadores
corazón desparejo
que amas y que odias
confusiones
manejas los costados amatorios
y hundes en las fuentes
ilusiones.
Maria Raquel Bonifacino
Derechos Reservados
Esta noche fría
sin viento norte
ni sudeste
con apuestas de pasajeras lluvias
sin golondrinas trasnocheras
ni copas rotas por olvidos
sin caminos marcados
por tacos rotos
ni manchados de rouge
los almohadones
con resacas
de salados aguaceros
con limosnas de entusiasmo
y un poco loco el calendario
voy a traerte en el sendero del recuerdo
amándote en el minuto de silencio
que implora mi memoria
de otras horas.
Maria Raquel Bonifacino
Derechos Reservados
Esta historia
pensada sin vientos
que aparece volviendo
los nortes de abril
inventando lluvias
y perdones de vida
faltando vacíos de ayer
distancias de luz
y silencios de tiempos
se acomoda en la noche
amándonos en fértiles eternidades.
Maria Raquel Bonifacino
Derechos reservados
cuando marzo
se apaga en tu pelo
y enciende las llamas
de hojas perdidas
y respiran los vientos de otoño
el sur de mi esquina
bordeada de mares
amanezco enredada
en tus brazos
pidiéndole a marzo
congelar la vida.
Maria Raquel Bonifacino
Derechos Reservados
PALABRAS INFRECUENTES
Muchos oyen, pocos escuchan
muchos miran, pocos ven
“Mukul, más allá del secreto”
Maria Raquel Bonifacino
Derechos reservados
ya en las mejores librerías de Montevideo
Ante un comentario en un grupo literario escribí este texto para cambiar algunos conceptos dañinos sobre la Soledad, la pérdida, la envidia etc. Una participante del grupo sufría muchísimo ante el rechazo, la envidia, la soledad y la pérdida. Por lo tanto quise presentar otra opción y puntos de vista ante sus dolores y sufrimientos. La mayoría de los sufrimientos humanos dependen del punto de vista de nuestra existencia.
Encontré en el silencio la palabra,
en la multitud valoré la soledad,
en el amor aprendí el desapego,
en el rencor nació mi olvido,
en el dolor apareció la amistad,
en la compasión un amigo.
Maria Raquel Bonifacino
¿CUÁNTO TE ESPERAN LAS BRISAS?
¿cuánto te esperan las brisas
salidas del sur
de tus ideas
inquietantes?
Y se duermen
entre incertidumbres
de nostalgias
en panales que el mar
ignora en este martes
¿cuánto te esperan las brisas
hasta que decidas
arremangar perezas
en los falsos perfumes
de un absoluto
infantil y nada práctico
soliloquio?
Maria Raquel Bonifacino
Todos tomaban muy lento sus jugos de naranja.
Eran 14.
Algunos balanceaban sus cuerpos sobre las sillas otros tenían la mirada doblada hacia abajo.
Uno de ellos tocaba su cabeza muy lentamente sin llegar a rascarse.
Una mujer hablaba sola porque su vecina de mesa no la escuchaba, la más joven tal vez de unos 65 años pagó la consumición.
En las mesas quedaron los vasos con restos del jugo y unas copas vacías de helados.
Yo estaba escuchando lo que una mujer hablaba.
—Mi hijo tiene mucho trabajo entre su oficina y sus hijos no tiene tiempo para nada. Es super trabajador y responsable. Yo lo crié sola. Ahora es un excelente profesional tiene 3 hijos, mis únicos nietos, no puedo verlos muy seguido pues están todos muy ocupados. Pero para mi último cumpleaños vino una florería y me trajo un hermoso ramo de parte de ellos. Sí, de parte de ellos. Son mi vida.
Terminó de decir esto y quiso acomodar su silla, pero no pudo, falló en el intento, el señor que estaba frente a ella seguía con la cabeza hacia abajo como si durmiera sentado.
De pronto su vecina de mesa reaccionó y le contestó:
—Sí, sí, sí, eeee… esoooo paaasaaa —su voz iba arrastrando las letras producto de algún calmante.
Miré por fuera de la ventana de la confitería, el día estaba hermoso, había unos 27 grados de temperatura. Una madre cruzaba la calle llevando a un pequeño en los brazos y otro de la mano.
Pasaba un automóvil con dos niños atrás y el padre manejando.
Claro eran padres jóvenes, estaban dando su tiempo y su vida para la crianza de sus hijos.
Vi como se iban los 14, apenas caminando, apenas muriendo, todo era a “penas”. Les costaba seguir, ya no tenían “porqués”, ya no les importaba los “comos”.
Llamé a la chica para que me cobrara el té con leche que había consumido.
—¿Quiénes son esas personas? Ví que te saludaban como si te conocieran —. Le pregunté intrigada aunque sabía la respuesta.
—Son de un geriátrico, les conozco los nombres a todos, los tienen dopados todo el día, para que no molesten, las familias no vienen nunca a verlos, los tiran allí y se olvidan que tuvieron una vida, que gracias a muchos de ellos crecieron y tuvieron oportunidades, es muy triste, los sacan a tomar el té, una vez por mes.
No pude contestar, le pagué y me quedé sentada sin pensar nada y pensando de todo. Estaban casi muertos, estaban casi vivos, el “casi” puede hacer y ser la diferencia, el mundo, las familias “casi” no están.
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—
El coeficiente intelectual no tiene nada que ver con la Inteligencia Emocional y Creativa.Hasta para triunfar en los negocios es necesario desarrollar la “Inteligencia Emocional y Creativa” — con Maria Raquel Bonifacino.
porque somos como mariposas, libres, efímeros, diferentes y extremadamente frágiles.
MUY PRONTO LANZAMIENTO “NO TIENTES MARIPOSAS”
Prólogo
La vida es como el aletear de una mariposa
generando movimientos que producirán sus efectos
en el cosmos.
Si agarráramos una mariposa por las alas, sería un
evento desastroso, pues ellas se romperían fácilmente.
Si atrapáramos una mariposa para contemplarla,
lo más posible es que la veamos morir.
Tentamos mariposas todo el tiempo.
Tentamos a la vida.
A su vez muchas personas interactúan con
nosotros como si fuéramos de metal superresistente,
como si nada pudiera dañarnos pero somos como
mariposas, efímeras, libres, diurnas, nocturnas,
diferentes y extremadamente frágiles.
María Raquel Bonifacino
VEN CONMIGO
Ven conmigo
acompáñame en este parto
de ilusiones débiles
en esta acústica soledad
inventada
en este tramo de vidas
proyectadas
sobre nuestras perpendiculares
historias amatorias
ven
que no existe la distancia
si pertenecemos al mismo elemento
que no confluyen día y noche
en el minuto 0
como postales de la abuela
ven
solo trae tu ser
sin tus penas
sin vanaglorias de amores
del pasado
sin arquetipos de conductas previas
solo tu corazón sin mentes
que lo agobien
sin consejos ajenos
sin recuerdos nocivos
como un ángel
desnudo de rencores
con la piel acerada del domingo
con el viento al costado del principio
con el abecedario a inaugurar renglones
con todos los que ames
con todo
y sin razones.
Maria Raquel Bonifacino
HUELLAS DEL SOL
huellas del sol
atraparon
tus manos
y tu piel
se curvó
bajo los tibios rayos
alcanzaste la luz
y apagaste la mirada
resplandecido
azul
quebrada historia
los dedos se entrecruzan
entre los esquineros
sombreados
de vacíos
volátiles transpirados
escalonados versos
de un lamentable Abril
arrinconado.
Maria Raquel Bonifacino
A TODOS MIS TROPIEZOS
a todos mis tropiezos
les desnudo
la voz, la causa justa
los dejo atormentar
mis presunciones
y apaciguar
las ansias de canciones
a todos mis tropiezos
mis pecados de amor
mis sin razones
les dibujo las alas
les doy vuelo
les dedico
la luz de corazones.
Maria Raquel Bonifacino
Sonó el portero eléctrico y dio contra mi pecho desestabilizándome.
Mi cuerpo empezó a temblar, ¿sería él?
No podía pensar claramente, tendría que bajar los 3 pisos y ver quien era pero no quería hacerlo.
Sentía miedo o algo parecido que descontrolaba mi sangre.
¿Quería que fuese él o no quería?
Segundo timbre.
¿Tendría aún la llave de la puerta de calle?.
Y si la tuviese, ¿entraría?
Hacía un mes que me había ido, el me había mandado un mensaje de texto que no quise leer en su momento, cuando ese día lo leí, se disparó una respuesta descontrolada desde mi celular.
¿O controlada por quién?:
—Vvvvvvvv…
Y él enseguida me contestó:
—Se te escaparon unas letras, pero quédate tranquila que yo las tengo.
¡Dios mío! Leerlo era amarlo. Yo sabía que si lo dejaba hablar o escribirme, no tendría más escudo ante él.
Ahora tenía que decidir qué hacer, estaba pronta para salir al encuentro de una amiga muy querida que no veía hacía unos años, con la cartera colgada del hombro, estaba petrificada ante la puerta de mi departamento.
Todo se veía muy gris, había bajado las ventanas para que no entrara el calor del verano, y mis lentes negros ya colocados para salir a la calle.
Le mandé un mensaje:
—¿Sos tú que está tocando el timbre?
—Sí
—Andate por favor, no pienso abrirte.
—No quiero que me abras, solo que bajes.
—¿Para qué? Ya todo fue hablado.
—Para decirte al oído una canción.
No bajé, me quedé quieta tras la puerta cerrada, con la esperanza de que el destino moviera sus fichas, mis tinieblas actuaran por mí o la luz que escaseaba en esta casa y como rayos divinos pasando entre las rendijas de la ventana me iluminaran.
—Estoy subiendo.
Abrí la cartera rápidamente y busqué con desesperación el perfume, lo miré fijo, pensé algo que no recuerdo, y lo volví a guardar intacto.
Se sintió la puerta del ascensor abrir en la planta baja, alguien subía, el sonido era como de una tormenta eléctrica que iba acercándose, aún tenía la esperanza de que no fuese él.
¿La tenía?
Como una queja el ascensor subiendo se sentía dentro mío.
Se detuvo en mi piso, miré por la mirilla y lo ví salir y acercarse a mi entrada.
No tocó timbre, solo tarareo su presencia con un dedo sobre la puerta.
Ninguno dijo nada, el mutismo se adueñó del entorno.
Mi respiración se hizo agonía.
Estaban detenidos los sonidos.
¿Sería así el silencio de la muerte?
Sólo nos separaba una puerta y mil secuelas.
Respiré más hondo, dejé que el aire se recostara entre mis senos, una sensación de estar desprotegida vino acompañando a la ausencia de sonidos.
A Eva la sedujo una serpiente con el conocimiento, a mi me estaba devorando el descontrol de lo mismo.
Corrí la llave. Fue un golpe sonoro como caja de seguridad de un Banco.
Esperé.
Esperó.
Igual el tiempo es relativo, pero mis piernas empezaban a perder fuerzas y pasamos varios minutos en esa ausencia de audición anónima.
Abrí un centímetro la puerta, el estaba pegado a ella, algo me impedía mirarlo a la cara, cuando lo hice él tenía sus ojos cerrados. Me reí nerviosa, lloré de rabia, ya no lo amaba como antes, él se había dedicado a perdernos a alejarnos.
El silencio nos había secuestrado nuevamente
¿Abría del todo la puerta o la cerraba para siempre?
—Haz lo que tu corazón te dicte, dijo sin abrir los ojos y adivinando mis dudas.
—En este momento siento que solo soy piel y huesos, no sé dónde está mi corazón, vete por favor.
—Entonces estás grave, soy médico dejame pasar.
(Otra vez sus palabras lo hicieron)
Abrí a medias.
Entró.
Nos mirábamos de soslayo, bajando la vista inmediatamente.
¿Sintiendo vergüenza de nuestras ignorancias?
Dejó unos libros sobre una mesa, se me acercó, me recosté contra la pared y su cuerpo contra el mío, sus manos buscaron los rincones conocidos.
El olor del silencio era seductor, afrodisíaco.
Mis ojos se acostaron en los suyos.
Mis piernas habían desmayado en el encuentro, y la cama acudió en nuestro auxilio.
Mi ropa fue cubriendo los espacios vacíos del dormitorio y la suya quedó sobre un costado, atestiguando hormonas.
No hablábamos, hablaban nuestros cuerpos, y a veces se escuchaban las sombras de la mente.
Le hicimos trampas a las horas.
Mi cuerpo desapareció bajo el suyo.
Respiramos conciencias y exhalamos consecuencias.
Sedientas de nostalgias, borrachas nuestras pieles, cayó mi corazón a mi entrepiernas.
—Te amo, -dijo mirándome y respirando dentro de mi boca mientras sus manos sujetaban mis muslos.
—¿Me amas? —investigué sus pupilas, esperando ver un gesto inapropiado.
Suspiró profundamente, me acarició la cabeza y me miró como tratando de llegar a mi mente.
—Tú lo sabes, te amo, —dijo mientras desenroscaba mi cabello de sus manos.
Tal vez esperaba mi respuesta.
y expliqué las razones científicas